Jeff
Lemire
escribe tebeos de superhéroes como si fuesen teleseries protagonizadas por
familias con problemas. En este reseteado
de la cabecera, Animal Man ha rodado una película como actor. Vive en una
casita con jardín. Está casado. Tiene dos hijos: niña y niño. La actividad
superheróica no le hace demasiado feliz, pero no puede evitar echar una mano a
la policía de vez en cuando. De pronto, se le ponen los ojos rojos, le salen
tatuajes de sangre en la piel, su hija empieza a resucitar mascotas muertas. 3
seres horripilantes atacan a su familia utilizando cuerpos humanos como si
fuesen disfraces de Halloween mal cosidos. Son entidades rebeldes de lo
Rojo, la red que conecta a todos los seres vivos desde una otredad paralela y controla nuestro
mundo, o lo sustenta, o lo alimenta, o lo que sea que haga. Misticismo vegano de la New Age. Espiritualismo panteista jipioso. Llámalo como quieras. El caso es que acojona. Sobre todo, dibujado por Travel Foreman, el alucinado surrealista Pop que se cayó en la marmita del peyote cuando era pequeño.





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