Después de leer Undiscovered Country, reviso todo lo que he escrito en este blog (sobre todo, en su anterior versión
digital) acerca de uno de sus 2 coguionistas: Scott Snyder. Me sorprendo a mí mismo comprobando que casi siempre
lo he tratado muy bien. Me han gustado mucho sus cómics. Nunca he incluido su
nombre entre los de Warren Ellis, Alan
Moore, Garth Ennis, Mark Millar, Grant Morrison o Brian Michael Bendis. Ni siquiera entre los de Rick Remender, Al Ewing, Nick Spencer, Peter Milligan o Donny Cates. Pero está claro que tendría que hacerlo. Es, sin duda,
un guionista fabuloso. Por eso decidí hace 2 días sumergirme de lleno en su
etapa al frente de Batman. Y estoy
disfrutando un montón. Curiosamente, he consultado en la web las opiniones de los fans
acerca del Batman de Snyder. Lo
que he leído me ha sumido en una tristeza intelectual de las gordas. Los fans de los cómics de superhéroes son
como los fans de los videojuegos:
tienen un mal gusto espeluznante. El arco Death
of the Family, por ejemplo, les parece una basura. A mí me encanta. En
realidad (reflexiono), el auge de lo freak
en las últimas 2 décadas y media ha tenido como consecuencia la consolidación
del mal gusto y la falta de criterio. En videojuegos, cómics de superhéroes,
teleseries, cine, música… Los artistas, los creadores, siguen haciendo cosas
sorprendentemente buenas. Los que cada vez son más encefalogramaplanistas son los fans.
Ilustración de Greg Capullo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario