Jacen Burrows ha inventado la línea clara lovecraftiana. Algo así como Blake
& Mortimer y Tintin
preparando una expedición a las Montañas de la Locura. Alan Moore disfruta escribiendo diálogos cargados de información
ocultista y literaria, mezclando antropología y psicología, mitos y folclore.
Simbolismo y Supernaturalismo. Y, como guinda, planta la semilla de un romance
homosexual entre el periodista protagonista y un policía culto, guapo y fuerte
como un Adonis. El golpe de efecto de esta segunda entrega es una incursión
subterránea a un paraje digno de un relato neoyorquino de H.P. Lovecraft. Pone los pelos de punta.


No hay comentarios:
Publicar un comentario