En el evento House of M, la Bruja Escarlata sufre varios ataques de nervios.
Primero, crea una realidad alternativa en la que los mutantes dominan la
Tierra. Luego, pronuncia la famosa frase “No
more mutants” y hace que desaparezcan las habilidades sobrehumanas del 99%
de los mutantes terrestres. La hecatombe deja temblando los cimientos del
Universo Marvel. Magneto pierde sus poderes. El Profesor X se desvanece sin dejar
rastro. Cíclope, Lobezno, Kitty Pride, Emma Frost y los pocos que aún conservan
intacto su gen especial, se reorganizan como pueden. Partiendo de esta(s)
premisa(s), el guionista Ed Brubaker
plantea una trama con ingredientes dramáticos de alta intensidad. Un ser
poderoso procedente del espacio secuestra a Cíclope y a la nueva Chica
Maravillosa, hace que se estrelle un avión repleto de pasajeros y asesina al
mutante escocés Banshee. La motivación del ser es la venganza. Quiere matar al
Profesor X. Según explica en una grabación póstuma la científica Moira
MacTaggert, el Profesor X entrenó a 4 jóvenes mutantes para utilizarlos como
carne de cañón en una misión de rescate en la isla de Krakoa. La cosa acabó de
la peor manera. Uno de los jóvenes mutantes era Vulcan, el ser poderoso que
ahora amenaza a los X-Men. En el clímax de la miniserie, aparece el Profesor X,
caminando pero sin capacidades telépatas, y explica que Vulcan es el tercer
hijo de Corsair, padre de Cíclope y Havok. Brubaker se adelanta a Brian Michael Bendis y Jonathan Hickman en lo de añadirle una
capa de maldad al personaje del Profesor X. El dibujo de Trevor Hairsine (con Scott
Hanna en #2-5) decepciona un poco, pero tiene su momentos (ver ilustración). Cada comicbook incluye, además, unas
minihistorietas, horriblemente dibujadas por Pete Woods, en las que se cuenta el origen de los jóvenes mutantes
sacrificados (además de una extraña anécdota protagonizada por Emma Frost en su
etapa de… ¡Stripper en el Hellfire
Club!).

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