Steve Niles azuza a sus protagonistas para que descubran un cementerio
de caravanas. Sin duda, sus ocupantes han sido sacrificados a Satanás. Un
demonio aparece por sorpresa y arranca cabezas, destripa barrigas y despelleja
caras. El dibujo de Alison Sampson
produce cortes en los párpados. ¡Qué salvajada!
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