El
argumento de Nick Spencer crece como
un cáncer mutante. Y sigue recordándome a Lost,
El internado, El barco: teleseries. Y a Battle
Royale: película. Y a Harry Potter:
fenómeno. Una de las protagonistas es una psychokiller
con cuchillo de giallo. Algunas
escenas se repiten de un capítulo a otro, añadiendo otro punto de vista u otra
interpretación lectora. Hay viajes en el tiempo. Un plan para salvar lo que sea
que haya que salvar para asegurar el Futuro, con F mayúscula. Padres, madres,
hijos, hijas, hermanos, hermanas. Igual acabo entendiendo algo. Mientras,
disfruto con el ritmo, con el tono, con las situaciones inesperadas, con las
sugerencias supernaturalistas. El
dibujo de Joe Eisma ya no es más que
un mal menor: al menos, planifica las secuencias cinematográficamente. Las
portadas de Rodin Esquejo, chanan.


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