Al
principio, me ha costado recuperar el tono. No recordaba casi nada de la
historia. Luego, me he dejado llevar por las ganas de interesar contando que tiene Nick
Spencer: los flashbacks
desvelando detalles del pasado de cada protagonista adolescente, los
interludios de comedia de cheerleaders,
los fogonazos de giallo sangriento.
Esto es algo así como El internado Meets
El barco, sólo que sin torpezas ni ñoñerías argumentales. Disciplina
inglesa sadomasoquista y fantasmagórica con tropezones gore y premisa paracientífica. Joe
Eisma sigue dibujando como un friqui
de internet. Menos mal que las portadas hiperhorteras
de Rodin Esquejo le añaden un
detalle kitsch muy interesante al
envoltorio.


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