Posiblemente, LA serie de la temporada 2019/2020. Complicada de leer, o de digerir,
por lo ambicioso de su argumento distópico y el batiburrillo de referencias manejado por los guionistas: desde Lost a Mad Max, pasando por las action-movies
hollywodienses, el subgénero pandémico, la caricatura política contemporánea y
las conspiranoias alienígenas. Cada
personaje tiene un background, una
motivación, una zona radiante y un pozo oscuro. O varios. Hace 30 años, los
Estados Unidos se blindaron, se separaron del resto del mundo. Levantaron muros
infranqueables, cortaron las comunicaciones, experimentaron con el espaciotiempo. Un grupo de elegidos
(¿elegidos por quién, para qué?) atraviesa la barrera fronteriza y se interna
en un territorio postapocalíptico infestado de animales mutados y repleto de cacharrería reciclada. El mapa norteamericano
está dividido en zonas separadas entre sí, formando una espiral alrededor del
centro. ¿Qué significa todo esto? Scott
Snyder y Charles Soule van
desvelando detalles del pasado de cada personaje a medida que tiran de la trama
central e introducen giros argumentales inesperados. El grupo de coprotagonistas
está formado por 2 embajadores de megapotencias enfrentadas entre sí, una periodista
con dron, un mercenario traidor, una epidemióloga contagiada, un piloto militar
y un conspiranoico experto en Americana. El tema de lo americano es el meollo de todo el proyecto,
según explican lo propios Snyder y Soule en las páginas finales de cada comicbook, que son algo así como un
confesionario de pulsiones personales y anécdotas creativas. El dibujo de Giuseppe Camuncoli es rabiosamente
juvenil y contemporáneo. Entre manga
y bande dessinée, pero del siglo XXI.
Nunca pensé que iba a escribir algo así del bueno de Camuncoli.



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