Creo
que me refería a esto cuando le pedía a Greg
Rucka un poco más de cojones. El
#16 destapa un feo asunto de guerra bacteriológica con monja espía y conejillo
de India humano. A partir del #17, el tono bélico predomina sobre el folletín
familiar. La acción es sobresaliente. Los interludios sin diálogos se han
convertido en marca de la casa. Mucha medicina de vanguardia. Muchas drogas
amplificadoras. Mucha lucha de clases futuristas. El arco dramático Poison toca temas interesantes e
introduce giros inesperados. El dibujo de Michael
Lark, impecable (bonitas escenas nevadas de exterior). Otro detalle
destacable: el alto nivel inventivo y argumentativo del correo de los lectores
y los extras con información histórica futurista. Rucka y compañía han creado
un Mundo.
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